La mágica cocina indiana de El Cenador del Convento

Sabor e historia se dan la mano en El Cenador del Convento, una joya arquitectónica del siglo XVII para convertir cada visita en una experiencia inspiradora disfrutando recetas que combinan la tradición de ‘alma indiana’ con el producto de cercanía.

La segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX, fueron testigos de un importantísimo movimiento de emigración protagonizado por aquellos emprendedores que cruzaron el Atlántico en busca de sus sueños. El viaje de muchos de ellos tuvo un billete de vuelta y, conocidos como “indianos” a su regreso, dejaron su impronta en obras sociales, casonas con palmeras, costumbres… ¡Y, por supuesto, en la gastronomía!

Así es como nace esa cocina de ultramar, tan presente en el oriente asturiano, y que se puede disfrutar en El Cenador del Convento (Hotel  Don Paco. C/ Colegio La Encarnación, 1. Llanes, Asturias) a través de recetas que combinan a la perfección el alma indiana y el producto de cercanía que llega a diario de las huertas, el mar y las ganaderías de la zona.

Privilegiado escenario

Este inigualable escenario dispone de una amplia sala dividida en dos alturas, siendo la más elevada donde antaño se situaba el coro; y de una acogedora terraza exterior dentro del propio recinto que invita a alargar las sobremesas al aire libre.

Su atractiva propuesta gastronómica se une la impresionante ubicación, cargada de historia. Y es que el restaurante se sitúa en lo que originariamente fue la capilla de un antiguo convento de las Agustinas Recoletas -proyectado en el siglo XVII por el arquitecto cántabro Ignacio de Cajigal (autor también de la Capilla de Santa Bárbara de la Catedral de Oviedo) y de estilo barroco- y que, siglo y medio después, durante la Guerra de Independencia, fue tomado como cuartel por las tropas napoleónicas.

Por todo ello, en cada visita, el comensal vive una experiencia inspiradora que fusiona su historia con una cocina que homenajea a todos aquellos que en su ir y venir -especialmente a México-trajeron sabores y colores, construyendo un puente sobre el ancho mar a través de gastronomía.

Cocina de aquí y de allí

El ADN de este restaurante, que cuenta con el chef Tomás Gluza al frente de los fogones, encuentra una comprometida apuesta por el entorno, expresándose a diario a través de las materias primas recibidas de mano de productores de la zona de Llanes (en particular) y de Asturias (en general): carnes y fabes con Indicación Geográfica Protegida, pescados de la rula procedentes de la pesca de bajura y artesanal, productos con la marca de garantía de Alimentos del Paraíso, quesos con Denominación de Origen, mermeladas de los Picos de Europa, sidras de la región…

Tanta es la importancia que le dan a esta cercanía que ponen a disposición del comensal un cuadernillo en el que obtener la información sobre cada uno de los proveedores, invitándoles, incluso, a visitar sus instalaciones.

Entre los platos ‘indianos’ que se pueden disfrutar está el Cóctel Acapulco o los Alambres de ternera, con queso de Vidiago fundido; y las Costillas ibéricas a la mexicana con una deliciosa salsa de chile chipotle (servidos  ambos con tortillas de maíz)-

Mientras, entre los tradicionales se encuentran propuestas como el Cachopo Cantábrico (de merluza relleno de “oricios” y gambas) y el Cachopo de ternera (con cecina, queso, pimientos y espárragos), las deliciosas Manitas de cerdo o, por supuesto, la irrepetible Fabada Asturiana.

Por supuesto los imprescindibles postres no pueden faltar en este ‘fin de fiesta’ como al Tarta de queso o la Tarta de Manzana, así como Helados artesanos elaborados en la propia localidad.

La cuidada bodega ofrece una selección basada en denominaciones de origen nacionales y también con sidras de nueva expresión muy especiales, como la ‘de hielo’ o la brut.

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