Chigre es un restaurante elegante, cuidado, con estética moderna y sin sobrecargas, donde el tiempo se detiene y apetece quedarse. Quizá por su alma de casa de comidas tiene un servicio impecable, cercano y atento. Está capitaneado por Fermín Román Alamín, maître, sumiller y coctelero -campeón de España en varias ocasiones-, así que hay que dejarse asesorar y tomarse, al final de la jornada, un cóctel.

Pastel de cabracho, fabes, fritos de pixín, merluza a la sidra, arroz con leche… un poquito de Asturias y muchos más sabores del norte te esperan aquí. Una casa de comidas que aúna modernidad y tradición poniendo al alcance de los amantes del buen yantar lo mejor de la ‘tierrina’ en la calle Serrano (Madrid), con opciones para todos los gustos y una filosofía clara: buen producto, honestidad y cercanía. Por su ubicación, el restaurante está un tanto ‘escondido’, pero es el lugar perfecto para huir de la bulliciosa área, con un aforo para cien personas entre sala y la zona de barra.

Entre sus platos, nunca falta la Fabada con su compango, a la que se suman a diario otros guisos como el Rabo de vaca joven estofado con parmentier, los Callos y morros muy melosos a la moda de Oviedo, el Arroz marinero de bogavante o el Pitu de caleya al ajillo. Recetas que pueden disfrutarse en cualquiera de las zonas del agradable y amplio local.

Pero quienes sean más 'de barra' y se decanten por este espacio de la entrada, tanto con mesas altas como bajas, podrán disfrutar de una irresistible e informal carta en la que empezamos comiendo ‘algo rico como...' el Bocatín de calamares y alioli -un imprescindible tanto en Madrid como en Asturias- o la Tapa de cachopín hecho en casa. A estos entrantes se suman las raciones: Ensaladilla rusa Chigre -con una buena ventresca-, Croquetas cremosas de jamón, la espectacular Tortilla de Patatas con cebolla caramelizada y pimientos, los Fritos de pixín o la Tabla de quesos asturianos. Y como todo apetece, otra opción son sus menús degustación porque su espíritu es chigrero y pedir unas raciones con una botellina de sidra, es lo más recomendable, o solicitar su sabrosa Hamburguesa de ternera, acompañada de patatas y bebida, exclusiva de la zona de barra.

Si nos sentamos en sala, los entrantes siguen teniendo mucho protagonismo: Jamón ibérico 100% bellota con su pan de cristal, arbequina y tomate, Fritura de calamar, mariscos como las Navajas a la plancha, Cigalitas -o directamente una mariscada-, Txangurro gratinado o simplemente alguna de sus ensaladas, como la Chigre: lechuga viva, bonito, tomate y yema. A estas le siguen exquisitas carnes y pescados. Entre las primeras destacan el Steak tartar terminado en sala y el Solomillo de vaca vieja con escalopín de foie y, por supuesto, no falta el Cachopo. En cuanto a las recetas marineras, el Lomo de merluza de pincho a la sidra o el Taco de rape de Ondarroa con verduras y ajo negro serán un acierto. Y llegados a este punto, porque sí o sí, hay que probar su Arroz con leche, ‘requemao’ ideal para dos.

La carta de vinos acompaña a la perfección a esta cocina tradicional con D.O.’s muy variadas, vinos de la tierra y en cada categoría, al menos uno disponible para tomar por copas… Y ¿cómo no?, sidra, en este caso JR del Llagar Alto Infanzón, que seguro triunfa entre los nostálgicos astures afincados en la capital.