Creaciones Somorrostro fue fundada en 2004 y, con la apertura del Restaurante Somorrostro, propone una cocina mediterránea, creativa y ecológica: Slow Food, Km.0 y Zero Waste.

Su huerto biodinámico Can Gallina, ubicado en Sant Pol de Mar, es el centro vital del Restaurante Somorrostro, su pequeño paraíso de biodiversidad que da vida a la carta del restaurante. Desde allí respetan el equilibrio del cultivo natural, sin agentes químicos. ¡Por eso el tomate sabe a tomate!

Siguiendo los principios de la agricultura biodinámica, investigan y aprenden acerca de las cualidades organolépticas de cada planta, seleccionan semillas de variedades reliquia -sin modificar-, recuperan frutos autóctonos y cultivan nuevos productos. Es “un juego de artesanía”, asegura Jordi Limón. “Nuestro compromiso con el cuidado de la tierra nos llevó, hace más de cinco años, a cultivar nuestro propio huerto para abastecernos de acuerdo con los ritmos naturales, sin desperdiciar recursos y poder crear cada plato compartiendo con nuestros clientes la narración completa de su origen”.

La pasión por una cocina con “lógica ecológica” y el respeto hacia el producto llevó a tres amigos y socios: Andrés Gaspar, Jordi Limón y Victoria Yashukova a seguir profundizando en su gastronomía. Por ello, además del Restaurante Somorrostro, también disponen de un obrador propio desde donde trabajan diariamente para descubrir nuevas alternativas de platos con elaboraciones sabrosas y sostenibles.

Desde 2018, y también situado en la Barceloneta, disponen de La Violeta, su proyecto dedicado a los vinos naturales y tapas, donde siguen siendo afines a esos mismos valores. ¿Y a qué nos referimos con agricultura biodinámica? Se basa en el conocimiento de que la tierra, las plantas, los animales y las personas que trabajan conjuntamente en un organismo agrícola. En Creaciones Somorrostro cultivan la raíz de su cocina: desde su huerto investigan trabajando con la naturaleza, no con la química, para sorprender al comensal con sabores puros y de excelente calidad.

  • Chef Jordi Limón

Jordi Limón es un de 35 años, curioso, viajado, apasionado, creativo y afable que transmite amor por la cocina y el respeto al producto con coherencia. Está especializado en el estudio y la manera de cocinar pescados raros y olvidados. Un punto de inflexión en su carrera y lo que ha suscitado una evolución del restaurante Somorrostro, fue descubrir el movimiento Slow Food.

Escucharle hablar es magnético, su inquietud le lleva a estar despierto, abierto a probar e investigar lo que haga falta para alcanzar esa “lógica ecológica” de la que habla como un mantra necesario para contribuir a crear una nueva cultura gastronómica más consciente. Es socio de Creaciones Somorrostro, junto a Andrés y Victoria, y socio fundador de Barceloneta Cuina (2009), asociación gastronómica sin ánimo de lucro dedicada a la gastronomía. Promociona el producto pesquero de proximidad, la dieta mediterránea y el fomento de la gastronomía en todos sus ámbitos.

Su pasión y respeto por la tierra le lleva, constantemente, a ir más allá de la técnica y de su gran conocimiento de la cocina de base clásica catalana acercándose cada día al producto, a los productores y a su huerto biodinámico, Can Gallina, para cuidar y elegir cuáles serán los protagonistas de sus próximas elaboraciones. Para él, “la forma real de expresarse de un territorio es todo lo que crece en él de forma espontánea”, por lo que todo lo que nace en Can Gallina es susceptible de encontrarlo entre sus recetas, previa investigación y estudio en el obrador.

  • Tres menús degustación a elegir

El Restaurante Somorrostro propone un viaje gastronómico a través de tres sorprendentes menús degustación a elegir: Tierra, Can Gallina y Barceloneta, donde descubriremos recetas que varían cada semana según los productos de la temporada y del huerto.

Su local, situado en pleno corazón de la Barceloneta, junto al Mercat, tiene capacidad para 42 comensales -21 en contexto Covid- y ha sido decorado respetando la esencia del antiguo barrio de barracas que da nombre al restaurante. El resultado ha sido un ambiente sencillo, desenfadado y cercano que contrasta con sus cuidadas presentaciones y el encuentro garantizado con sabores inéditos.

Nada más entrar, el comensal será recibido por una amplia cocina abierta situada en el centro del establecimiento y por estanterías con frascos de cristal con sus fermentados, con charcutería casera colgando, buscando esa proximidad con la verdad. Ventanales que imitan a los de las casitas antiguas, paredes blancas que no esconden el paso del tiempo y exhiben orgullosas fotografías antiguas del barrio. Siguiendo su coherencia en todos los detalles, encontraremos el uso de vajilla artesanal, y mobiliario de materiales nobles o artesanos.

Entre sus recetas más destacadas, encontraremos la Cata de tomates de Can Gallina. Resaltamos también, las “Conservas” como la Salchicha casera de bonito, cremosos de “maíz escairat” (variedad local) y el caldo de pisto, donde adivinamos la conciencia ecológica de aprovechamiento de todo lo que la tierra nos brinda y les lleva a desarrollar e investigar técnicas de conservación y fermentación.

La elección de los vinos sigue la misma línea. Ofrecen una gran variedad de vinos naturales, sin filtrar, sin clarificar y con levaduras autóctonas salvajes.En definitiva, lo que Somorrostro propone es un “volver a conectar a las personas con el placer de la mesa y contribuir a crear una cultura consciente mientras disfrutamos juntos de lo que amamos: el arte de la cocina y del cuidarnos mutuamente”.