Una cocina de raza

Un excelente trato por el producto local y la fusión de la cultura hispano-argentina han dado lugar a la germinación de un proyecto muy territorial premiado en 2023 con un Sol Repsol.

Javier Gassibe y Carmen Peláez son los propietarios del restaurante Acebuche en Zafra (Badajoz) y les une mucho más que una cocina emocional bien aliñada. No son solamente una pareja de cocineros que se forjaron en algunos de los restaurantes más laureados del panorama nacional, sino que han hecho germinar en tierras extremeñas las raíces de un sueño personal tan representativo como el nombre bautismal de su escenario gastronómico, engalanado recientemente con su primer Sol Repsol.

Con una cocina tranquila como solo ellos saben elaborar, consiguen que el comensal se vaya envolviendo poco a poco de una atmósfera donde se respiran platos tradicionales de sus orígenes con interesantes toques personales para que finalmente termine sintiéndose como en casa al amparo de su simpatía y sus altas dosis de profesionalidad.

Porque esta pareja consigue que en su diáfano, fresco y desenfadado local encontremos, a la sombra de su emblema, la fusión culinaria de sus antecesores patrios y queden patentes desde el principio de dónde son en cada bocado.

Un emblema de Extremadura

Javier y Carmen se conocieron hace años cuando coincidieron en el restaurante ‘El Invernadero’ del chef Rodrigo de la Calle y allí empezaron a fraguar (junto con la época de pandemia) algunas de las semillas que ahora son fruto de un trabajo muy personal. El acebuche es un árbol silvestre de la familia de los olivos que germinó hace tiempo de forma espontánea en el espacio donde ahora gestionan el restaurante. Un árbol de Extremadura. Esta anécdota heredada del local original, fue el summum de circunstancias que les empujaron a decidirse a emprender este viaje gastronómico.

El término ‘acebuche’ posee un detalle que ya avisa de lo que vamos a encontrar dentro (la terminación ‘che’ está diferenciada). Y es que Javier nació en Buenos Aires (Argentina) y asimiló la gastronomía “desde chiquito” gracias a los negocios de restauración de su padre. Tras sus estudios en cocina y trabajar por varios puntos de la geografía argentina, llegó a Vitoria para aprender con algunos de los mejores cocineros vascos.

Por otro lado, Carmen (nacida en Zafra) cursó Bellas Artes pero posteriormente se formó en la Escuela de Hostelería en Madrid porque ella «se sentía feliz a la hora de elaborar platos que enamoraran a la gente.»

Una cocina sin artificios

Con esta tarjeta de presentación podemos intuir cuáles son los platos que elaboran con delicada elegancia. Uno de los productos que presentan en mesa son sus panes artesanos, elaborados por Javier a diario, de plurales texturas, elegantes y deliciosos. Añadir que sus embutidos ibéricos que también elaboran no se quedan en ‘fuera de juego’. La cultura extremeña por el cerdo ibérico está impregnada de manera soberbia y exquisita.

La Carta os va a recordar siempre a ambos territorios donde la base argentina y el alma italiana de Javier es muy patente, pero siempre bien definida con los productos extremeños que Carmen conoce a la perfección.

Acebuche exhibe al comensal todas su armas al disfrutar de una degustación como escaparate de exposición de su buen hacer a través de su Menú ‘Confianza’ pero los platos que se van a degustar no aparecen ni en su página web ni en su carta. Aquí hay que adquirir el pleno significado del termino y dejarse seducir, aunque algunas pistas si podemos intuir en su versión más oficial.

Sus vinos son todo un reconocimiento y una argumentación a descubrir la tierra extremeña. Y aunque tienen un discreto pero interesante abanico de otras DOs, no descartan traer otros productos argentino en un futuro.

Para terminar, resaltar el trabajo que desarrolla todo el equipo en Acebuche: simplemente excelente. Toda esa medida espontaneidad se contagia a todo el equipo del restaurante de manera soberbia y discreta donde todo es cercano y a la vez amable. Maravilloso.

Acebuche no lleva más de un año de trayectoria y en este poco tiempo no han parado de florecer éxitos. Son muy conscientes de que aún se encuentran en fase de iniciación y definición, y que todavía tienen que seguir trabajando para exponer al mundo esa pasión por una visión más racial de su cocina.

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