EMi, el debut personal de Rubén Hernández

Rubén Hernández Mosquero, tras más de una década de experiencia en algunas de las cocinas más influyentes del mundo, regresa a Madrid para presentar su primer proyecto personal: EMi.

Ubicado en la zona de Vallehermoso, EMi abrirá sus puertas a inicios del verano con una propuesta gastronómica que fusiona las pautas de la nueva cocina nórdica, técnicas coreanas y japonesas, y el producto nacional como eje vertebrador. “Después de tantos años fuera, necesitaba volver a casa y construir algo que tuviera sentido para mí. EMi nace del deseo de cocinar desde lo aprendido, con libertad, con identidad, y con el máximo respeto al producto, a las estaciones y a quienes están detrás de cada ingrediente”, explica Mosquero.

Rubén Hernández Mosquero ha trabajado en algunas de las cocinas más influyentes del mundo (Azurmendi, Noma, Geraniumm Il Ristorante, Minibar by José Andrés, Atomix…) y en 2025, tras más de una década fuera, vuelve a Madrid para poner en marcha su proyecto propio: un espacio donde volcar su historia, su personalidad y todo lo aprendido durante su etapa internacional.

Gastronomía con identidad propia

La experiencia en EMi se articulará en torno a un único menú degustación, diseñado para reflejar las vivencias, influencias y personalidad culinaria del chef. El menú estará compuesto por una secuencia de aproximadamente 14 pases, incluyendo 3 snacks, 8 o 9 platos principales fríos y calientes, un prepostre, un postre y petit fours.

La cocina de Mosquero se caracteriza por la profundidad de sus caldos y fondos, el uso creativo de algas —incluso en snacks o postres— y una fuerte apuesta por técnicas de conservación como fermentaciones, encurtidos y salazones. Todo ello aplicado con un profundo respeto por la temporalidad del producto y una ética sostenible, trabajando en su mayoría con ingredientes de origen peninsular.

Más allá del plato

EMi no solo ofrece una cocina con técnica y con personalidad, sino también un entorno de disfrute para el comensal: una sala relajada, sin rigidez, con un servicio atento pero cercano, y una cocina abierta que permite al chef conectar con su equipo y visitantes.

La bodega, una de las grandes inversiones del proyecto, está concebida para ofrecer una selección de vinos con carácter, con joyas inesperadas, opciones por copas, y una oferta que se aleja de lo convencional para abrir nuevas posibilidades de maridaje. También incluirá tés, infusiones y cafés seleccionados con el mismo rigor.

“Después de tantos años fuera, necesitaba volver a casa y construir algo que tuviera sentido para mí. EMi nace del deseo de cocinar desde lo aprendido, con libertad, con identidad, y con el máximo respeto al producto, a las estaciones y a quienes están detrás de cada ingrediente. Es una forma de agradecer todo lo vivido, desde mi pueblo hasta las cocinas más exigentes del mundo,” termina explicando el chef extremeño.

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