Un restaurante donde el transfondo profesional y emocional del mismo son de los que te llegan, desde el principio, al corazón en todos los sentidos, con productos de proximidad y de temporada.
Porque hay escenarios con alma que nos conquistan de inmediato. Muchas veces no sabes el por qué, pero la magia existe. El amor a primera vista también se vive en la gastronomía. Este es el caso de Picones de María, un entrañable restaurante familiar situado cerca de Plaza Castilla de tan solo seis mesas y que es lo más parecido a ir a comer a casa de los amigos pero con una elegancia y un ‘saber hacer’ de los que te quieres quedar a vivir para siempre.
Elegantes manteles, bonitas vajillas y un servicio atento -y sumamente profesional-, nos adentran en el universo particular de Picones de María. Un restaurante sencillo, con alma de casa de comidas, donde cocinan siempre a fuego lento y con mucho amor. Los grandes protagonistas de su apetecible carta son siempre las mejores materias primas. Una carta estacional que parte de excepcionales productos de temporada que nunca defraudan.
Desde que Picones de María abriera sus puertas allá por el año 2018, pueden presumir orgullosos de una envidiable lista de espera incluso en una época tan crítica como es la pandemia. Su fórmula mágica del éxito se basa en la calidad y en una cocina sin pretensiones, con alma y esencia.
Al frente del negocio está Jesús Peinado, un entrañable hombre de cultura castellana, quien nos abre las puertas de su casa, de su historia, quien disfruta atendiendo las mesas y sabe explicar detalladamente cada uno de los platos que salen de cocina como pocos. Jesús es, literalmente, un enamorado de su profesión. Nos hipnotiza su pasión por el exquisito arte de la cocina tradicional de calidad mientras nos adentramos en la esencia de su embaucadora oferta culinaria en carta… y de sus vinos, todos ellos magníficos.
Y desde la entrañable cocina nos encontramos con María Meño (mujer de Jesús) quien nos sorprende con exquisitos bocados desde la humildad de llevar una discreta cocina con los aromas más manchegos de toda vida. Para enamorarse.
En nuestra visita a Picones de María comenzamos saboreando un magnífico aperitivo de la casa: una sensacional Txistorra de Zubiri con Yema de Huevo de Corral que disfrutamos plenamente mojando a conciencia para absorber todo su sabor. Continuamos con la Ensaladilla rusa a ‘su estilo’, una receta sencilla que preparan cociendo -por separado- sus ingredientes y que resulta delicada, cremosa y verdaderamente adictiva.
Las Croquetas Caseras de Cecina Ahumada de León son un auténtico espectáculo. Crujientes por fuera, cremosas por dentro y con un delicioso toque ahumado nos abrieron el camino hacia la Sardinita ahumada con velo de papada de ibérico y corteza crujiente.
Una elaboración de intenso sabor, sumamente equilibrada que compartió protagonismo con un sublime Higo Caramelizado a la Plancha y Anchoa del Cantábrico con aceite Picual.
Seguimos con el Pan de Cristal con Dijonesa, Anguila ahumada, Gamba blanca de Huelva y Azafrán de la Mancha, todo un indispensable de Picones de María. No pudimos evitar probar las Mollejas con Yema de Huevo de Corral. Delicadas y sabrosas, desembocaron en un exquisito Roastbeef de Picaña Madurada que disfrutamos plenamente. Realmente insuperable.
De sus tentadores postres nos decantamos por el Flan-no-flan de lácteos con Aceite picual y el Brownie Casero con Helado de Nata Fresca, el broche final perfecto para una comida realmente inolvidable que estamos deseando repetir.
Picones de María es, basicamente, una casa de comidas con una elegante y excelente oferta gastronómica que Jesús diseña y que María ejecuta, una sublime apuesta por los detalles y a la que resulta prácticamente imposible sacarle pegas. Repetimos. Imposible sacarle una falta a los platos que nos ofrecieron. Tan solo diremos que nada más salir del restaurante ya estábamos pensando en volver.
Picones de María
Calle de Simancas, 12
28029 Madrid
914 59 99 09
www.piconesdemaria.com
Ticket Medio: 50€