Mesón Octavio reivindica sus raíces manchegas

Restaurante Octavio es de esos pequeños secretos que cumplen con las espectativas gastronómicas de cualquiera que viaja por tierras manchegas y hace una parada en el camino en Ciudad Real.

Hace tiempo que conozco a sus propietarios, una familia que hizo de su tierra una promesa y de su profesionalidad, una virtud. ¡Y qué sueño más bien cumplido! Belén, Aurora y Jose conforman el trío que, desde hace veinte años, regenta este local de referencia en toda Castilla-La Mancha. Llegados desde los Quintos de Mora (Toledo), bautizaron este proyecto con el nombre de su padre Octavio.

Con motivo del 21 de Febrero, Día Internacional del Guía Turístico, Belén nos insistió (literalmente) a que no podía dejar escapar esta oportunidad de ofrecer a nuestras inquietas papilas gustativas toda la emoción que llevan en sus raíces a través de su cocina y la creatividad que les caracteriza a través de un renovado menú: ‘El Arte de Emocionarse’.

Desde el principio, en el Restaurante Octavio todo huele a historia y tradición; a recuerdos y añoranzas; a orgullo y pasión; a tierra y aire manchega; a luz y vida… «Somos lo que hemos heredado y esta tierra es maravillosamente sencilla. Es la suma de sus colores, aromas, sabores, texturas… y gentes, evolucionada en una exquisita propuesta culinaria», nos resumían en pocas palabras su propuesta.

Platos que son un paseo armonioso de contrastes como fue su Torta de Aceite con Crema de Aceitunas, Bola de Queso Manchego, Tomate aliñado con Comino o su sorprendente Jugo de Frutos Rojos y Vino que nos refrescan cual sombra de verano, preparándonos para el siguiente paseo.

Continuamos este recorrido con Bombón de Chocolate relleno de Paté de Ciervo, Tartaleta con Pisto Manchego coronada con Crujiente de Pollo y Morcón de Trucha ¿Y cómo no? Sus afamadas Croquetas de Jamón o de Ciervo nos hicieron enamorar aún más su cocina. Son de otra dimensión.

La filosofía de su cocina es clara: Escuchar a la Naturaleza. Aquí ya te dejas seducir sin límites entre sus clásicas Migas Manchegas, la Tortilla de Patatas deconstruida con Espárragos y aroma de Trufa, Judías Pinesas y Faisán, Lingote de Cordero y Mollejas con Romero y Miel, Bacalao al Horno sobre Parmantier de Patatas Revolconas y Coral de Torrezno (si, habéis leido bien), un elegantísimo Lomo de Venado y Escamas de Pino  y terminando con su Perdiz sobre una Salsa Escabechada que ‘quita el sentío’, sobre todo cuando la estás ‘mojando’ con ese Pan de Cruz, digno de dioses.

Terminamos este viaje gastronómico con una deliciosa Tarta de Queso y Corazones de Chocolate Rosa rellenos de Aceite… y alguna dulce sorpresa que desvelaremos más adelante, que catamos en primicia. Aquí ya te quieres dejar secuestrar. Viviríamos de este plato. ¡Que rico!

Si este restaurante está condecorado con un Sol Repsol y un Michelin Gourmand (entre muchos otros) no es por casualidad. Volveríamos una y mil veces por cualquier camino que tomemos porque siempre nos llevará al mismo destino: la felicidad. Y aquí, es una realidad absoluta.

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