VOLEA es el proyecto más personal de Óscar Portal y Jorge Dávila, un remanso de paz donde disfrutar de la gastronomía en una apetecible carta que se presta a todo.
¿Cuánto hace que no comes un Huevo Perigord o un Pâté en croüte sin tener que pasar por Francia? Son dos clásicos exquisitos que apenas se encuentran en las cartas de la capital… Otra especialidad que todo el mundo busca y atesora son los buenos arroces. Y desde hace año y medio hay un lugar que reúne todo esto en Pozuelo, en un espacio único, divertido y casual que invita a ir, sea cual sea el plan: con amigos, en familia… y desde bien temprano y hasta la cena. Se trata de VOLEA.
Un proyecto muy personal de Óscar Portal y Jorge Dávila, dos grandes del sector que vieron la oportunidad de instalarse en la cafetería de un Club de Pádel de Madrid y convertirlo en un reclamo tanto para jugadores como para quienes no hayan tocado una raqueta en su vida, porque -aunque sus platos sean la mejor recompensa tras un partido- aquí se viene sobre todo a disfrutar de la calidad de su cocina de temporada, en un agradable ambiente, con un cuidado y amabilísimo servicio.
Óscar y Jorge son amigos desde la Escuela de Hostelería y compañeros en distintas ocasiones. En VOLEA han volcado su alma e ilusión formando un tándem perfecto, con Jorge en la dirección de sala (Premio Nacional de Gastronomía al Mejor Director de Sala y previamente en Zalacaín, Piñera, Álbora o A’barra) y Óscar en los fogones (además de en los dos primeros, el Gran Casino de Madrid, Pedralbes, Akelarre, el Hermitage en Andorra).
Con este bagaje y experiencia, conquistan por un lado con una excelente selección de vinos, todos nacionales hasta llegar a la sección de espumosos. Una carta corta y acertada, escogida con mimo por Jorge, quién se encarga también de que en la sala brille la perfección. Y por otro lado, platos deliciosos para dos cartas diferentes en los que Óscar plasma su buen hacer.
Empezando por la más informal -la de #socialfood y entrepanes-, ideal para disfrutar en su zona de barra o en la terraza a media mañana tras una ‘pachanga’ tempranera, encontramos Anchoas con salsa de trufa y mantequilla o las siempre aclamadas Patatas bravas con ali oli, además de varios molletes de altura.
En su carta de restaurante, para disfrutar en la coqueta y colorida sala acristalada o en la amplísima terraza, no hay que perderse esas dos joyas de la cocina francesa de las que hablábamos al principio, ni los Chipirones en caldo de mejillones y manzanilla, la Tortilla abierta con berros, tomate y mortadela trufada, el espectacular Costillar de cordero asado con puré de patata o la divertida Barbacoa Volea, servida como en un rodizio individual, por citar algunos, porque aquí, todo apetece.
Pero sin duda el centro de atención recae en los arroces, que pueden encargarse también para llevar, con cinco opciones para quitarse el sombrero como el Senyoret seco con rape y calamares, el meloso de chipirones, ajetes y cigalas o el Fideo Roso, con gamba roja y ali oli. ¡Y que nadie se salte el postre! Menos aún los incondicionales de la Tarta de queso o la Tarta fina de manzana…