El Grillo y la Luna es un proyecto familiar nacido en Barbastro (Huesca) en 2007 con la idea de ser el mejor vino del Somontano.
Luce el sol en Barbastro. Todavía hace fresco, pero el tiempo ha dado una tregua después de varias semanas de lluvia prácticamente ininterrumpida. Hasta esta localidad oscense, situada en el corazón del Somontano, nos hemos desplazado para visitar una bodega original y rompedora como es la de El Grillo y la Luna, una de las 33 que existen en este área geográfica donde se asienta la Denominación de Origen que lleva el mismo nombre.
Pero esta no es sólo una bodega diferente que huye de cualquier convencionalismo, sino que nos hayamos -sin riesgo a equivocarnos- ante el mejor vino del Somontano. Así lo dicen los distintos premios que ha recibido esta bodega, galardonada con la Medalla de Oro y el reconocimiento ‘Best of show Somontano’ en Mundus Vini 2021 y 2022, mientras que en 2019 obtuvo una Gran Medalla de Oro en el Concurso Mundial de Bruselas. Sin olvidar los 93 puntos de la Guía Peñín en 2018 o los 91 en el Decanter World Wine Awards.
Magnífica carta de presentación la de esta bodega familiar (apenas ocho trabajadores), que vio la luz en 2007 gracias a la ilusión y el empeño de la familia Calvo. “El proyecto nació con la idea de ser el mejor vino del Somontano», explica José María Cidad, gerente. “Hemos conseguido ser el mejor vino del Somontano. Pero no lo digo yo, sino que está reconocido así en los distintos premios y distinciones que hemos recibido durante todos estos años”.
Respeto por el proceso natural del vino
«Todo lo que se ha hecho, y lo habéis podido ver, ha sido con ese propósito”, nos explica Cidad, añadiendo que “la bodega ha buscado diferenciarse no solo por la calidad de su producción, sino por la filosofía que la impulsa: la paciencia y el respeto por los tiempos naturales del vino”.
El Grillo y La Luna no es una bodega al uso. La fecha de vendimia -toda la cosecha es recolectada a mano- se decide según la evolución de la uva, realizando una cata directa en el campo -como las que hace habitualmente Alberto Santiago, conocido como Beco, el director técnico de la empresa que también nos acompañó en la visita- para asegurarse de que cada añada se expresa con su máximo potencial. El resultado son vinos con cuerpo, equilibrados y especiales, donde la expresión varietal y el terroir se destacan en cada botella.
Un nombre con historia
El nombre de la bodega no es casualidad. «Se llegó al grillo por varias razones: en la zona donde nos encontramos hay un montón de grillos y se pensó en este insecto como símbolo de la bodega», relata Cidad. Para darle identidad visual a la marca, recurrieron al reconocido diseñador Isidro Ferrer, Premio Nacional de Diseño, quien dio forma a la imagen de la bodega y su gama de productos. Así nació El Grillo, acompañado de referencias sonoras como ‘hop hop’ y ‘cri cri’, reflejando la esencia natural y auténtica del proyecto.
Frente a las grandes bodegas de la región, que producen millones de botellas al año, El Grillo y la Luna mantiene una producción limitada. Menos cantidad pero mayor calidad, trabajando con una amplísima variedad de uvas como Tempranillo, Merlot, Cabernet Sauvignon, Syrah, Garnacha, Chardonnay y Gewürztraminer. “Dentro de lo que es Somontano hay cinco bodegas muy grandes, de millones de botellas, y nosotros seríamos la sexta por volumen de botellas. Tenemos unas 59 hectáreas que podemos manejar», explica Cidad, quien añade que cada botella represente la esencia de su terruño.
Mirando al futuro
El siguiente paso para la bodega es ampliar su producción sin perder su esencia artesanal. «Hacemos unas 25.000 botellas al año, pero queremos llegar a las 40.000 en poco tiempo», comenta Cidad. Para ello, han trabajado durante años en la mejora de sus viñedos, con el objetivo de obtener uvas de calidad superior.
A pesar de la competencia con regiones vitivinícolas de gran tradición como Rioja o Ribera del Duero, El Grillo y la Luna confía en su identidad propia. «Nos quedamos muchas veces con el tópico de Ribera o Rioja, pero la gente en Aragón sí pide más Somontano«, señala Cidad. Sin embargo, él prefiere vender su bodega por su forma de trabajar más que por la denominación. «Hay que darse una oportunidad de probar cosas nuevas, catar estos vinos», enfatiza.
Un producto especial
España cuenta con casi 6.000 bodegas, lo que convierte el sector vitivinícola en un mercado competitivo y diverso. Sin embargo, El Grillo y la Luna se mantiene firme en su filosofía, con una apuesta clara por la calidad y el respeto por el proceso natural del vino para seguir consolidándose como una de las grandes referencias del Somontano.
El Grillo y la Luna es más que una bodega, es el reflejo de una pasión que se traduce en cada botella. Con su mirada puesta en el futuro, su compromiso con la excelencia y su respeto por la tradición y la sostenibilidad, el proyecto sigue escribiendo su historia en cada vendimia.
Cata vertical
‘Lo bueno se hace esperar’, es el lema de esta bodega que un privilegiado grupo de periodistas pudo visitar antes de realizar una cata vertical de tres añadas destacadas de GRILLO: 2012, 2013 y 2014, dirigida por Beco Santiago. Una sesión donde pudimos apreciar las diferencias y singularidades de cada año.
“El mundo del vino es complejo pero vivirlo en bodega de primera mano consigue acercarnos al producto y todo lo que hay detrás. Yo en cada botella, en cada cata, me sigo sorprendiendo de lo que GRILLO ofrece”, apuntó el director técnico de El Grillo y La Luna, toda una enciclopedia sobre el mundo del vino.
Experiencia gastronómica en La Oveja Negra
Aún faltaba uno de los platos fuertes del día, la degustación de un menú exclusivo de siete platos en el restaurante La Oveja Negra -varios de ellos elaborados con vinos de El Grillo y La Luna- ideados por el chef Rafa Bautista, al frente de un restaurante que recientemente ha sido reconocido como Bib Gourmand (la mejor relación calidad-precio) de la Guía Michelin.
Queso de vaca de Sahun; Secallona, Mantequilla y Vino; Pimiento del Piquillo glaseado en crema inglesa; Huevo ecológico frito y Lechuga; Guisante, Ajo y Bacalao; Solomillo de Vaca y Crema de Caviar; y Pera Oxidada en Olla Ocoo y Sopa de Vino Tinto Grillo. Siete manjares elaborados con productos de cercanía y de temporada. Recetas tradicionales siempre con el toque personal de Rafa Bautista y su pareja, María Vegue -al frente de la sala-, que hacen las delicias de los comensales de La Oveja Negra.
La experiencia ‘Grillados: Entre Barricas y Fogones’ está disponible hasta el 30 de junio -y de septiembre a diciembre de 2025- para poner el broche de oro a un gran día, centrado en la visita a una bodega, la de El Grillo y La Luna, primando el respeto por el proceso natural del vino, permitiendo que cada botella alcance su máxima expresión… sin prisas.