El Mejor Cachopo de Madrid se come en Arrabal

Que un plato típicamente asturiano como es el cachopo lo lidere en Madrid el restaurante Arrabal (Galardón que le ha otorgado la Guía del Cachopo) de entre más de 27 restaurantes de la capital es un privilegio que ha conseguido el chef Arsenio Figueroa Picón, actual cocinero de Arrabal.

Y es que el jurado de este prestigioso certamen internacional, no pudo resistirse a la elaboración del Cachopo tradicional de ternera con jamón y queso ahumado de Pría (de la zona de Llanes) y cuya elaboración nos comparte su chef. «Nuestros cachopos los elaboramos con tapa de ternera asturiana de primerísima calidad, tierna y jugosa para después rellenar de jamón serrano y queso asturiano ahumado de Pría de la zona de Llanes. El rebozado es tradicional, pasando la carne, el jamón y el queso por harina, huevos frescos y pan rayado. Para finalizar, lo acompañamos de unas patatas fritas tipo gajo, pimientos del padrón y una salsa de queso azul.»

Pero no es de extrañar si nos adentramos en los orígenes de este singular restaurante donde el sabor astuariano se mezcla con la gastronomía castiza dando un sabor único a sus platos. Allí, donde antiguamente se cruzaban los caminos –concretamente en la Plaza Mayor de Madrid-, se ubica Arrabal, un restaurante que guarda en su interior un tesoro que habla de la historia de la capital.

Hablamos de un tiempo en el que dicha plaza era el latido de la vida cotidiana de los habitantes de la Corte de Felipe II. Su nombre se remonta al reinado de Juan II de Castilla, cuando esta plaza era conocida como La Plaza del Arrabal. Pero no fue hasta el año 1812, cuando cambió su nombre por la actual Plaza Mayor.

 

Arrabal esconde en su interior, como si de un espacio clandestino se tratase, unas cuevas que recuperan toda la esencia del siglo XVI del que son originarias. El restaurante cuenta con 600 m2 divididos en dos alturas y una espectacular terraza que da a la Plaza Mayor. El salón, más conocido como La Galería, alberga en su interior muros abovedados de ladrillo, suelos de mosaico y exposiciones de arte contemporáneo que cuelgan de sus muros milenarios.

Sin duda el espacio con más encanto son las cuevas, que se sustentan sobre el mismo y original ladrillo con el que fue construido en 1504. Éstas disponen de tres grandes salones: Queen, King y Prince.

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