La Ensaladilla Rusa es, probablemente, la receta por excelencia cuando aprieta el calor y la reina del verano en hogares, bares y chiringuitos de todo el país. Dicen que su origen se remonta al siglo XIX y, también, que de rusa tiene poco… o nada.
Las teorías son diversas, aunque todo parece indicar que la que más se sostiene es que fue un joven chef de origen francés emigrado a Moscú quien la puso de moda. Sí, de moda. No quien la inventó, ya que por lo visto realmente era una versión de un tipo de plato ya existente que, una vez más, poco o nada tiene que ver con la que se prepara en la actualidad.
Venga de donde venga, lo que está claro es que la Ensaladilla Rusa se ha democratizado y ya forma parte del recetario español, al igual que unas lentejas o una tortilla de patata.
Si cualquier día del año ya es un plato socorrido, en verano se convierte en la reina absoluta ya sea para tomarla en casa, en la playa o en la piscina y, por supuesto, para disfrutarla en las cartas de infinitos restaurantes y chiringuitos.
Candidatas a reinas del tapeo
Iván Álvarez en El Casino de Llanes (Llanes, Asturias) apuesta por una receta clásica de Ensaladilla rusa con bonito, a la que incorpora láminas de ventresca. La patata “rota” juega con la textura y los encurtidos le dan ese toque fresco que culmina el cebollino.
Por su parte, Bruno Lombán en Quince Nudos (Ribadesella, Asturias) ha incorporado este verano a su carta una deliciosa Ensaladilla de Bogavante, una receta de siempre que con este marisco se convierte en un plato gourmet. Sabores muy sutiles con toques herbáceos que contrastan con la vibrante guindilla.
La carta de El Palace (Gijón) diseñada por el chef Ricardo Sotres (con 1 estrella Michelin y 2 soles Repsol en su restaurante El Retiro, en Pancar, Llanes) cuenta con una Ensaladilla Rusa con ventresca de bonito, ideal para aprovechar el producto de temporada. Con cebolla roja encurtida y libre de gluten, como el resto de la carta.
Y en la terraza Varsovia Amares (Hotel NH, Gijón) sirven una Ensaladilla rusa con una mayonesa de anchoas que le da un toque muy personal y que resulta perfecta para un pica-pica mientras se disfruta de la puesta de sol sobre la bahía gijonesa y, por supuesto, algún cóctel con el inconfundible sello Varsovia On The Road.